ANTE LAS URNAS... ¿VOTO ROSA? -2-

Por Xabier Lizarraga Cruchaga



Respondiendo preguntas que me han planteado, aunque algunas cosas ya las he comentado, me parece importante, invitando a reflexiones y debates ciudadanos, darles respuesta –es indudable que, aunque todos mis comentarios tienen como punto de partida la situación y las próximas elecciones en México, también pueden ser reflexiones para otros países y otros procesos electorales… Pienso, por ejemplo, en lo caro que lo están pagando tantos españoles por el “voto de castigo al PSOE” en las últimas elecciones, que le dio al PP la mayoría absoluta, y el poder de hacer y deshacer a su antojo–; espero que algo así no nos suceda en México, es preferible que las fuerzas políticas se vean obligadas a debatir, negociar y conciliar.


Pregunta: "Usted dice que está en contra del sistema partidocrático, que obliga a hacer alianzas o a vincularse con determinado partido político, en el tema LGBTI ¿Qué otras alternativas hay, qué otras vías políticas para incidir y erradicar la homofobia y la discriminación?"

Respondo: Primero: no estoy en contra de las alianzas sino en la obligatoriedad de participar con un partido político. Una alternativa, que considero imprescindible y urgente, es que, siguiendo un reglamento –que falta por hacer porque se resisten a ello los partidos– pueda registrarse para un puesto de elección como “candidato independiente” o “candidato apartidista” cualquier ciudadano que sienta tener la capacidad para desempeñarlo y las estrategias para ello; y en la medida en que los partidos reciben cierta cantidad de dinero para campañas, deberían cambiarse las formas de ese presupuesto y ese dinero distribuirse no sólo entre partidos, sino entre los candidatos registrados. Los partidos podrían tener una X cantidad para gastos de campaña, pues entonces, deberían calcular qué % de ese dinero se dedicará a la campaña para un determinado puesto de elección con el finde que los posibles candidatos independientes reciban un presupuesto equivalente... Y que todos los partidos reciban lo mismo, no prorrateado en función de cantidad de militantes o votos en elecciones anteriores: los militantes deberían sostener al partido mismo y no ser éste un negocio –incluso familiar, como ocurre con el Partido Verde en México–.
Para hacer lo anterior sin descapitalizar al Estado sería también imprescindible reducir el muy inflado número de diputados y más aún de senadores; así como desaparecer los llamados “plurinominales”, en la medida en que muchas veces éstos son una excusa para mantener en puestos de elección a gente que, por su misma trayectoria política y social –escándalos políticos y corrupciones incluidos– el partido sabe que nadie o muy pocos votarán por ella… En este caso, por ejemplo, puede citarse hoy a Dolores Padierna en el PRD, entre otros muchos, también en el PRI y el PAN.



Pregunta: "¿Qué otras vías políticas hay para incidir y erradicar la homofobia y la discriminación, sin sumarse a una campaña partidista?"

Respondo: Insisto que es imprescindible que todos los militantes homosexuales (mujeres u hombres) de un partido salgan del clóset, porque si no, ellos mismos son los primeros en avalar la homofobia. Pero no, el clóset es parte integral de la estructura y las estrategias de todos los partidos… Los más audaces permiten que unos pocos de sus militantes estén fuera de él para dar la ilusión de ser realmente incluyentes y respetuosos de la diversidad, así como buscan tener sus cuotas de mujeres, indígenas, humildes trabajadores. Para ello, obviamente es necesario que al interior de los partidos y también públicamente, los partidos se comprometan con un discurso claro al respecto, sin ambigüedades, y particularmente abrirse al público en general, a comunicarse y dialogar, y no sólo en periodos de campañas electorales: que los ciudadanos sepan si se comprometen realmente contra la discriminación, por la razón que fuere, o si por lo contrario tienen políticas de no aceptación de tal o cual demanda, situación o tipo de persona. Recordemos que José María Morelos y Pavón dejó muy claro que consideraba necesario no permitir que se profesara en el país ninguna religión que no fuera la fe Católica, algo que sin duda podemos rechazar, pero por lo menos todos tendríamos claro qué ideas un determinado candidato o partido se intenta inrtroducir. ¿Utópico? Sin duda, los partidos se mueven la más de las veces en los terrenos de la hipocresía, de la demagogia.
Por otra parte, y como bien ha apuntado Sergio Aguayo en un artículo, los políticos tienden a querer ser escuchados, pero se resisten a escuchar, particularmente a los jóvenes; de ahí que con la intención de que muchos los puedan seguir abren cuentas en Twitter, siendo seguidos por muchos, aunque ellos mismos siguen a muy pocos, y contratan a otros para que se encargan de subir su twits: no se abren al diálogo porque sólo quieren escuchar apoyos, no sugerencias y mucho menos críticas o cuestinamientos.



Pregunta: "¿Cómo darse cuenta que una candidatura, digamos un candidato LGBT es congruente; cómo detectarlo?"

Respondo: Este punto pienso que sería posible si, como digo en el punto anterior, los partidos estuvieran obligados a mantener una comunicación permanente con la ciudadanía, no sólo abordando los temas que a ellos les interesa apoyar o promover, sino también los más polémicos –esos que hoy por hoy en México, AMLO, por ejemplo un ejemplo paradigmático, quiere desviar a presuntas y siempre amañadas “consultas populares”–, tales como: la despenalización del aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo y el consecuente derecho a la adopción, pero no sólo esos, también toda las problemáticas relativas a transexuales e intersexuales –con relación a actas de registro civil, acceso a tratamientos sexológicos especializados, etc.–, prostitución, laicismo, economía de la vida cotidiana –no sólo con atendiendo a la macroeconomía–, el estado de equidad en el tratamiento internacional –¿por qué en México, por ejemplo, se permite que vengan norteamericanos y canadienses sin visa mientras ellos piden visa a los mexicanos; urgen lass políticas implantadas por Lula Da Silva en Brasil–… y esos son sólo algunos aspectos entre otros muchos. Consiedro que tanto los que acceden a un puesto de elección como los propios partidos políticos deben estar obligados a mantener una permanente comunicación con la población civil rindiendo cuentas en forma periódica y por ley, no sólo cuando un tribunal se los demanda… y rendir cuentas no es publicitarse vía informes sin autocrítica y estadísticas manipuladas.


4ª Pregunta: "¿Podrías profundizar en el tema del clóset y sobre los militantes o simpatizantes dentro de los partidos?"

Respondo: Este punto es demasiado extenso como para resumirlo aquí; pero podría apuntar algunas reflexiones de manera breve, resumida y poco argumentadas: el clóset es un instrumento-institución impuesto por el sistema heterocéntrico, el homosexual (bi, trans) entra en él por la presión homófona que pre-existe a su propia comprensión de qué siente, quién es, etc. Consecuentemente, el homosexual de clóset se somete a las dinámicas y reglas del orden heteronormativo, participando en un juego de las apariencias, se adiestra en las artes del ocultamiento, se borra socialmente como sujeto de deseo y adopta el fingimiento, el engaño como modo de vida. Vía el clóset, la discriminación persiste, incluso se incrementa porque se ejerce contra uno mismo. El clóset fortalece a la homofobia y la transfobia, a las numerosas fobias introyectadas. Y no cabe duda de que, un partido político que lo exige o lo permite, es un partido que utiliza el engaño y el fingimiento –algo que todos sabemos que hace en este y otros muchos aspectos–, por lo que deviene en un aparato ideológico que puede manipular no sólo al electorado sino a sus propios militantes; y evidentemente, eso harán siempre que accedan al poder. De ahí que, personalmente, yo me declare total y radicalmente apartidista.


5ª Pregunta: "¿Cómo definirías el 'voto rosa'?"

Respondo: A grandes rasgos, entiendo por voto rosa apoyar en una elección a candidatos abiertamente homosexuales, bisexuales o trans (mujeres u hombres); y en un segundo sentido, confiarnos y apoyar a candidatos que abiertamente incluyen en su agenda o programa temáticas de interés para el colectivo LGBTTTI. Pero sin duda es un voto sesgado, y que como lo que podríamos llamar “voto campesino”, “voto religioso”, “voto femenino”, “voto obrero”, “voto indígena” –que en Bolivia fue determinante– o “voto juvenil” que se prestan a una gran manipulación demagógica dirigida a sectores específicos de la población general, y por tanto, pueden ser tan peligrosos como, repito, llegó a ser en el año 2000 en México el llamado “voto útil”; o como ha sido en España, el mencionado “voto de castigo”, uno y otro abrieron la puerta a partidos más conservadores y discriminadores.


6ª Pregunta: "Somos los LGBT oferta política para los partidos políticos?"

Respondo: Si no lo fuéramos no se harían presente algunos en la Marchas de junio cuando a la puerta está un proceso electoral... si no lo hay, no suelen hacerse presentes. Como resultamás que evidente, hoy por hoy, para políticos y economistas, el colectivo LGBT somos una presencia social incuestionable y con un peso político y económico importante. Sin duda somos para los partidos políticos mucho más atractivos electoral y económicamente que los grupos indígenas o campesinos, que los mineros, incluso mucho más que los científicos, escritores, pintores y demás. De ahí que después de más de 30 años de activismo hayan tenido que tomarnos en cuenta en sus discursos y programas –para bien o para mal–, como ha ocurrido con las mujeres por presión del activismo feminista. Aunque sin duda, por ello mismo, no pocos quieren hacer como que no existimos, temerosos de comprometerse con demandas que otras fuerzas políticas importantes y conservadoras desaprueban.
Siempre que un sector de la población se hace no sólo visible sino activo y crítico con el hacer y deshacer político de los que ocupan puestos de elección, ese sector se convierte en una preocupación, y los partidos necesitan replantearse estrategias, calcular costos y beneficios de apoyar o rechazar determinadas demandas, y sin duda pensar muy bien –en caso de decicir incluirlas– cómo hacerlo sin perder otros apoyos o verse en puntos de mira de ciertos sectores. De ahí que, más que compromisos reales, una gran cantidad de candidatos y campañas sólo aparenten interés y compromiso, pero sin hablarlo de frente… Insisto, un ejemplo de ello lo tenemos en las respuestas, presuntamente democráticas pero reaslmente evasivas, de AMLO ante problemáticas como “el aborto” y “el matrimonio gay”. Y digo “presuntamente democráticas” porque son respuestas que da escudándose en el sector religioso que lo apoya y porque evidentemente no sabe evaluar cuál apoyo puede finalmente redituarle mayores beneficios.


7ª Pregunta: "¿Cómo ve la aparición de una organización de una organización adherente al PRI, le parece congruente, qué lectura le da? ¿Y la del PRD, que muchas veces ha utilizado la bandera de izquierda y pocas veces ha respondido como tal?"

Respondo: Precisamente esos ajustes que partidos como el PRI hacen, son evidencia de lo importante que finalmente resultamos para los partidos en términos de “una cosecha electoral”. Con respecto al PRD, se presenta como “la izquierda” –junto con partidos como el PT, que ha cambiado de rumbo y cara, en su breve historia, tanto como el Partido Verde–, pero gran parte de sus integrantes –desde su misma fundación, y con personajes como AMLO, Camacho Solís y tantos otros, como Bartlett en los últimos meses– no son más que expriístas que no consiguieron obtener las candidaturas o huesos que en su momento pretendían; en mi opinión, el PRD tiene mucho priísta resentido, y ha heredado muchas de las características por las que gran parte de la población en el 2000 quería sacar al PRI de Los Pinos. 
Por otra parte, aunque para muchos no resulta claro, la pluralidad de las izquierdas –en todas partes y a través de la historia– nos muestran que no siempre están a favor de las demandas feministas y menos aún del colectivo LGBT. La historia nos da muchos ejemplo de que, en nombre de una presunta izquierda, quienes acceden al poder pueden dar patéticos giros en sus políticas y frecuentemente las mujeres y los homosexuales somos las primeras víctimas en la Unión Soviética, la Italia fascista –de origen socialista como el nazismo–, la China de Mao y la Cuba de Castro (por sólo poner unos ejemplos paradigmáticos), la misoginia y la homofobia llegaron a extremos equivalentes si no mayores a los que se llegó con monarquías monolíticas o la Inquisición: campos de concentración, condena a trabajos forzados o a muerte, etcétera. Por eso siempre se tiene que hablar en plural, de las izquierdas, ya que el adjetivo de izquierda no dice realmente nada… y no pocas veces los partidos que se declaran como tales ofrecen visiones e implementan políticas no muy distintas a las que promueven los partidos más conservadores y represores.

El homófobo panista Juan Pablo Castro, 
acusó al PRD por permitir el matrimonio "entre jotos" 
y el aborto en el Distrito Federal

9ª Pregunta: "¿Qué nos queda por hacer, como colectivo, en estas épocas electorales?

Respondo: Queda mucho, muchísimo por hacer; pero resumiendo: conquistar muchos derechos civiles para todos los miembros del colectivo –para homosexuales, bisexuales, tranms y hermafroditas de todas las clases sociales, socioeconómicas y socioeducativas, así como urbanas, rurales y étinicas a nivel federal–, e insisto en lo que considero más importante y que más tiempo nos llevará, aunque no pocos heterosexuales también están por ello: desmontar el sistema heterocentrista hegemónico, y construir con los heterosexuales un sistema social incluyente, libre de exclusiones preestablecidas, un orden social en el que no generemos ciudadanos de segunda o tercera categoría.


Y concluyo: Hacer política, gobernar y mover a un país es responsabilidad de todos, aunque tenemos que ser conscientes que no todos pretendemos un país con las mismas características. Las disidencias y oposiciones son inherentes no ya a la naturaleza humana –como les gusta decir a algunos– sino al hecho de ser ciudadanos: unos aspiramos a condiciones de vida justas, sin llegar a precisar qué entendemos por “justas”, y otros sin duda prefieren que muchos queden por debajo de ellos, ya que sólo así ellos tienen de qué sentirse orgullosos; como quedaba claro en un cuento de Ray Bradbury [en Crónicas marcianas], los blancos texanos no quieren que los negros se vayan a Marte porque entonces ¿ante quiénes serán superiores los blancos? Y con relación a la homosexualidad, es algo que ya Serge Moscovici lo expuso claramente: “Por una paradoja que no lo es sino en apariencia, es en la interacción homosexual que la dimensión sexual adquiere un relieve social y no en la interacción heterosexual.” [Sociedad contra natura, Siglo XXI Editores, México, 1975:201].



    

    

Comentarios

  1. ¡Excelente segunda parte de tan interesante artículo referido al voto rosa Xabier!, sobre todo, me pareció importantísima la definición que aportas sobre "el clóset" (la tomaré en cuenta para cuando prosiga con mi investigación y haga mi tesis de doctorado, bueno, no será este año, pero espero que sí el próximo). ¡Saludos!

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  2. Hace poco comencé a leer su blog, y creo que los planteamientos que Usted hace, a medida que uno va leyendo y estando de acuerdo, en cierta forma se van integrando a uno (en éste caso, pues a mí personalmente), pero me interesaría saber como Usted explica ésta frase (a mi se me ocurre mi argumentación personal, pero seguramente que en un debate pierdo, así que es bueno fortalecerse con ideas ya más formadas) sería la siguiente: "Por una paradoja que no lo es sino en apariencia, es en la interacción homosexual que la dimensión sexual adquiere un relieve social y no en la interacción heterosexual.”

    Ésto lo traigo a colación debido a que ahora hay un grupo en facebook de "orgullo heterosexual" no sé si tomármelo como un acto de comedia por un grupo de payasos ebrios, o si tomármelo como insulto, el problema es que no es un grupo aislado, ahora se ha incrementado, grupos sin relación unos con otros, que en un juego de excusas de "quiero celebrar mi día" en su discurso incrementan más el insulto y los que ignoran bien de que se tratan, pasan a apoyarlo...

    Y es en esa frase que Usted publicó para cerrar el artículo la respuesta a todo eso. Gracias de antemano.

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    Respuestas
    1. Gracias Karl André por exponer tus dudas y opiniones.
      La cita de Serge Moscovici de: "Por una paradoja que no lo es sino en apariencia, es en la interacción homosexual que la dimensión sexual adquiere un relieve social y no en la interacción heterosexual." Significa, simple y llanamente, que si la homosexualidad no existiera, la heterosexualidad no podría considerarse "lo bueno" o "lo deseable". Serge Moscovici es un magnífico psicólogo social, heterosexual para mayores señas, que reconocer que "devaluar al homosexual" sólo sirve para "reforzar un sentimiento de superioridad en algunos heterosexuales".
      En cuanto a lo que dices del grupo de "orgullo heterosexual" sin duda debe estar hecho con escarnio, para burlarse del colectivo LGBT, porque no comprenden que uno "puede estar orgulloso de ser como es", además de que a ellos no les ha costado nada aceptarse, porque nada ni nadie les plantea la pregunta ¿por qué eres heterosexual? Simplemente "son" sin cuestionamiento social o histórico.
      Sin duda existen muchas formas veladas o pretendidamente sutiles de homofobia, y ésta bien puede ser una de ellas. Ojalá y sólo fuera, como dices "un acto de comedia por un grupo de payasos ebrios", pero estoy convencido que no es el caso: es una forma de escarnio, de burla, si es una manera de insultarnos sin dar pie a que les cierren la página por homofobia. Dicen querer "celebrar su día" cuando todos los días son de ellos, porque vivimos en una sociedad heteronormativa, heterocentralizada.
      Espero haber respondido más o menos claramente a tus dudas.
      Te agradezco que leas las entradas del blog y me retroalimentes, pienso que nos sirve a todos.

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