¿LITERATURA DE TEMÁTICA GAY o LITERATURA GAY?


Desde principios de los 80 vengo dándole vueltas a una pregunta: ¿se puede hablar de una

cultura gay, de literatura gay, de cine gay…? ¿Hablar de pintura, poesía, teatro, danza, música

 gay? En 1984, durante un encuentro cultural de activismo gay en la Ciudad de Guadalajara,

 impartí una conferencia titulada Una cultura de uñas abiertas [*publicada en este mismo blog], 

en la que planteaba mi desacuerdo con algunos escritores mexicanos que, por aquel entonces,

 sostenían que “la cultura es una y es universal”, y categóricamente afirmaban que “la cultura

 gay no existe”; a mí, sin embargo, me llamaba la atención que, sin reparo alguno, los mismos

 autores no dejaban de hablar de “cultura maya”, “cultura egipcia”, “cultura china” y demás,

 desmantelando con ello su propio argumento de una “unidad cultural”, del carácter universal 

de la cultura, sin adjetivos ni miradas singulares.

Con el tiempo, esa proclama se fue diluyendo, pero no desapareció del todo, y desde hace algunos años se ha hecho frecuente que hablen de literatura de temática gay (extensible a la pintura, el teatro, la poesía, etcétera). Sé que a no pocos les molesta o cuando menos les sorprende que yo considere que en esa forma de hablar de la cultura, del arte generado por homosexuales subyace homofobia… Una homofobia aprendida sin darnos cuenta desde que éramos pequeños, pues como bien apunta Andrew Sullivan en su libro Prácticamente normal: “Habíamos aprendido los mecanismos de hostilidad hacia la homosexualidad antes de tener la más mínima noción de a lo que se referían?” (1999:18, Alba Editorial, Barcelona). Una homofobia que generó conflictos e incluso traumas porque formó una parte de nosotros mismos antes de que supiéramos o nos preocupáramos por saber quiénes somos, qué somos y cómo nos ven los demás, antes de reconocer que nos atraían más las personas de nuestro mismo sexo para unas cosas y que nos aproximábamos más a los del otro sexo porque con ellas compartíamos algunas inquietudes, miedos, alegrías y formas se ser y sentirnos… Lo que no quiere decir, como muchos insisten, en que los y las homosexuales en realidad buscamos ser lo que no somos, metiéndonos en una categoría que no nos corresponde, incluso porque ni siquiera el gusto por el travestismo está generalizado entre nosotros; aunque les sorprenda a papá y a mamá, a la vecina, al policía y al cura, el travestismo es bastante más frecuente entre heterosexuales que entre homosexuales, simplemente porque los heterosexuales son demográficamente una mayoría y en ellos encontraremos más casos de todo: más gente brillante y genial, más asesinos y violadores, más millonarios y más mendigos que mueren de hambre y abandono... Aunque sin duda muchos menos que en algún momento de sus vidas se pregunten el por qué su sexualidad es la que es.

La homosexualidad es una realidad plural, como la misma heterosexualidad, pero esta última cuenta con más casos, para bien y para mal; de ahí que haya más pintores, escritores, cineastas, poetas y músicos, incluso más actores y bailarines heterosexuales, consecuentemente también hay más autores heterosexuales y, por supuesto, más obras con personajes heterosexuales, como Medea, Edipo Rey, El Cid Campeador, Sir Lancelot, Celestina, Lady Macbeth, Blanca Nieves, el Quijote, Segismundo, Hamlet, Ana Karenina, Aureliano Buendía… Por lo que abundan las parejas heterosexuales: Romeo y Julieta, Antonio y Cleopatra, Eloisa y Abelardo, Otelo y Desdémona, Don Juan y Doña Inés, Teodoro y Marcela y un muy largo y muy plural etcétera. Sin embargo, no se habla de literatura/novela, de teatro o cine de temática heterosexual cuando se alude a las obras en la que los personajes no sólo son heterosexuales sino que llevan vidas heterosexuales, obras en las que se plantean problemáticas heterosexuales; y ¿por qué? Porque además es evidente que se abordan los mismos temas en las obras de homosexuales y heterosexuales; tema y personajes son parte de un todo, pero no la misma parte.

Cuando hablamos de temática, hablamos de amor, celos, envidia, narcisismo, odios, venganzas, muerte y muchos otros asuntos que devienen en historias, en devenires, conflictos, situaciones y experiencias, vivencias. Los temas, son “el asunto”, “las situaciones y emociones”, “las motivaciones y consecuencias”, “las características que texturizan lo que ocurre”, sean estos abordados por autores heterosexuales, bisexuales —de los que poco se habla— u homosexuales, y trabajados a través de diferentes géneros: épicos, lírico o dramático, narrativo o didáctico, vía la novela, la poesía, el ensayo o el relato; a lo que cabe agregar otras categorías y subcategorías como “comedia”, “tragedia”, “melodrama”, “ficción científica”, “histórica”, “horror”, “sátira”... En el Grupo Guerrilla Gay, a fines de los 80 inauguramos “los pervertimentos” con textos como “Dimes y diretes de Santa Clóset” y “Préstame tu rosca para encajarle al niño” y una versión “enjotecida” de “Ramilletes espirituales” para la Semana Santa.

Sabemos que autores como Carlos Monsiváis, por poner un ejemplo más que conocido, se resistía a hablar de su propia homosexualidad porque temía a ser considerado, calificado como “un escritor homosexual” —como bien recuerda Braulio Peralta en El clóset de cristal—, y es precisamente en ese temor, en ese evadir “lo gay” como adjetivo e ingrediente de una categoría —más allá o al margen de las relaciones sexoeróticas— lo que contiene un sustrato de homofobia introyectada, una homofobia no reconocida que late en quienes pretenden convertir en tema (temática) lo que en realidad sólo son algunas características de los personajes.

Cuando se habla de “literatura [o cine o teatro] de temática gay” en realidad no se especifica temática alguna, simplemente se destaca que los personajes son homosexuales, por lo que se manifiestan erótica o emocionalmente homosexuales, sean abiertos, culpígenos, ocultos, orgullosos, avergonzados o confundidos. Los temas no son las características físicas, sexuales o no de los personajes sino aquello que da contenido y sentido a una historia, una trama, al argumento, por lo que las temáticas pueden y suelen ser las mismas que en las obras que tienen personajes heterosexuales, bisexuales u homosexuales, desde Lisístrata de Aristófanes hasta El Satiricón de Petronio (considerada la primera novela en la cultura de Occidente y atribuida a Petronio), desde Frakenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley hasta El pozo de la soledad de Radclyffe Hall, de El amante de Lady Chatterlay de D. H. Lawrence a Maurice de E. M. Foster; cuando hablamos de “literatura gay u homosexual” podemos pensar en El lustre de la perla de Sarah Walters, Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar, Querelle de Brest de Jean Genet o El beso de la mujer araña de Manuel Puig, que tienen como temática los sentimientos amorosos y sus consecuencias, más allá de que los personajes sean o no homosexuales; son las situaciones y la perspectiva desde donde se narra lo que permite considerar “literatura gay” como una categoría o subcategoría.

No cabe duda que puede escribirse una novela, obra de teatro o un ensayo en el que la homosexualidad sea el tema, como también puede hacerse con la heterosexualidad, y de ello tenemos numerosos ejemplos a partir de 1869, que es cuando se acuñan tanto el término homosexual como el de heterosexual, y últimamente se ha ido generando al respecto no poca literatura; sirvan para ilustrar unos pocos ejemplos: Amistades particulares de Roger Peyrefitte, cuando el púber/adolescente descubre y experimenta atracción, deseo y amor por un compañero de su mismo sexo, o ensayos como Elogio de la homosexualidad de Luis Alegre, Ética marica de Paco Vidarte, Elisa y Marcela. Más allá de los hombres de Narciso de Gabriel, Un amor ardiente. Poemas a la virreina, Sor Juana Inés de la Cruz, de Sergio Téllez-Pon, La invención de la cultura heterosexual de Louis-Georges Tin, Desde el tercer armario de Bernardo Ruiz Figueroa, Más que amigas de Jennifer Quiles, Brujería y contracultura gay de Arthur Evans, Reflexiones sobre la cuestión gay de Didier Eribon y muchos más, entre los que vanidosamente incluso el mis Semánticas homosexuales… Aunque, en otro tono y género, tambien podría mencionar Breviario de una J.

Una obra que reúne, tanto en la temática como en las características de los personajes, la mirada de la autora, su perspectiva y el tratamiento con el que presenta a sus personajes, en cómo describe y plantea las situaciones vividas por ellas y las problemáticas de su realidad sexoerótica: A Virginia le gustaba Vita de Pilar Bellver. Sin embargo, también podemos pensar en obras que no explicitan si el personaje central es homosexual, heterosexual o bisexual: El retrato de Dorian Grey de Oscar Wilde; obra que sin duda ha generado polémica e incluso salió a relucir en el juicio que se le hizo al autor “por sodomía”; obra que, para gran cantidad de lectores es tenida y sentida, calificada de “gay” u “homosexual”, pese a que la posible homosexualidad del personaje no es ni remotamente evidente. En El retrato de Dorian Grey el tema no gira en torno a la sexualidad del personaje sino que se focaliza en “la vanidad” que estimula un deseo obsesivo por alcanzar “la eterna juventud”; el argumento gira en torno a un personaje y su retrato, porque el tema es el narcisismo de Dorian Grey… Por ello, el mismo Wilde, en el prefacio, escribe: “Lo que en realidad refleja el arte es al espectador y no la vida”. Me atrevería incluso a proponer que, si profundizamos un poco, lo que la obra refleja es al mismo autor y su obsesión por la belleza y juventud, encarnada por Lord Alfred Bruce Doglas, (alias Bosie: “niñito” o “mandón”); una obra en la que Wilde proyectó sus miedos, inquietudes, emociones, intenciones y formas de sentir y estar en la vida, incluso sus contradicciones por ser miembro de una sociedad que, en el fondo, lo rechaza por lo que es y siente, que lo señaló con el dedo y condenó.

Un ejemplo reciente, similar y al tiempo muy distinto a Wilde, en la literatura en español tenemos a Terenci Moix, y en todas sus obras que percibe esa perspectiva desde la homosexualidad, su humor, sus críticas, sus sentimientos hacia el orden social; un ejemplo más que evidente es su novela Garras de astracán, novela que como eje temático tiene a la crítica a un sector de la sociedad española, siempre en clave de humor, y aunque en ella hay algunos personajes homosexuales (como los hay en todos los sectores de la sociedad), no son la mayoría ni la homosexualidad de estos  es lo que le da contenido y sentido al texto, pese a que comience con una declaración contundente de uno de sus personajes: “— Desde que soy tortillera veo la vida de otro modo…” Miranda Boronat es una decidida mujer catalana de clase alta que vive en Madrid y que se declara “lesbiana vocacional” sin que realmente haya tenido experiencia o interés erótico alguno por las mujeres. En esta obra brota el desaforado sentido del humor homosexual de Moix, quien aprovecha la sátira para tratar diversos temas, por lo que sus personajes y la temática es tan plural y disparatada como lo fuera la propia personalidad del autor; es todo ello lo que le da a esta obra (y a sus dos secuelas: Mejercisimas y Chulas y famosas) el derecho a ser considerada “literatura gay”. Sin embargo, en otras obras de Terenci Moix, tales como El día que murió Marilyn, Besaré tu cadáver, No digas que fue un sueño o El sueño de Alejandría se proyecta esa misma sensación de que los temas son abordados y tratados desde una percepción y una sensibilidad permeadas por la homosexualidad del autor; algo que también encontramos en obras de Manuel Puig, más allá de El beso de la mujer araña, pues en La traición de Rita Hayworth y Boquitas pintadas, la homosexualidad de las obras no radica en las características de los personajes que construye sino en el estilo, que se impregna de las inquietudes y la sensibilidad del autor.

Cuando hablamos de “literatura gay” más que las características de los personajes importa el tratamiento que a un “X” tema se le da en un texto, y lo que le incluye o excluye de ser o no “obra gay”/”homosexual” no es la homosexualidad de los personajes sino las situaciones, emociones, inquietudes y motivos de actuar de los mismos, que difieren a cómo los personajes pueden ser tratados por un autor heterosexual o bisexual, pues se ven impregnados de la propia mirada y experiencia del autor.


Comentarios

  1. Este es un testimonio que les diré a todos que escuchen. He estado casado durante 4 años y en el quinto año de mi matrimonio, otra mujer tuvo un hechizo para quitarme a mi amante y mi esposo me dejó a mí y a los niños y hemos sufrido durante 2 años hasta que me refería a una publicación donde esta hombre Dr. Wealthy he ayudado a alguien y decidí darle una oportunidad para que me ayude a llevar a mi amado esposo a casa y créanme, solo le envié mi foto a él y la de mi esposo y después de 48 horas, como me dijo, vi un automóvil entró en la casa y he aquí que era mi esposo y él ha venido a mí y a los niños y es por eso que estoy feliz de hacer que todos ustedes estén en problemas similares para reunirse con este hombre y hacer que su amante vuelva a ser su email: wealthylovespell@gmail.com o también puedes contactarlo o whatsapp en este +2348105150446 ..... muchas gracias Dr.Wealthy. ...

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